domingo, 14 de junio de 2009

Características de aprendizaje en los niños deficientes visuales.

Tener una buena visión es crucial para el desarrollo general de la vida de una persona, y es la herramienta más importante para que un niño tenga éxito en la escuela. Si la visión falla, falla también el rendimiento escolar del niño y el laboral del adulto. Son muchas las actividades visuales que realizamos diariamente como leer, escribir, dibujar, pintar, construir, calcular, relacionarse con gente, entre otras. Constantemente estamos recibiendo información visual y de toda ella se van creando experiencias, que pueden ser mejores o peores según la calidad de la información que se recibe. “Por eso, es muy importante que el sistema visual sea eficaz, dado que afecta al aprendizaje y además al comportamiento. En el caso de la lectura el 100% de la información que entra es puramente visual.” (Gesell, 1946).

Actualmente, en España el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas (CNOO) y en EEUU el COVD (College of Optometrists in Visión Development) estiman que: el 25% de los niños en edad escolar, tiene problemas visuales sin diagnosticar, que pueden afectar a su capacidad de aprender; (CNOO) (COVD), el 70% de niños que tienen problemas de aprendizaje en la lectura tienen algún tipo de problema visual (COVD); y alrededor el 30% del fracaso escolar está relacionado con anomalías visuales (CNOO).Como ejemplo, Un niño que presente algún tipo discapacidad visual creerá que todo el mundo ve igual que él; por lo mismo, no dirá que ve mal porque piensa que eso es normal. Por tanto, son los padres y profesores quienes tienen que sospechar o reconocer si un niño tiene algún problema visual. El descubrimiento y tratamiento precoz, antes o durante la edad escolar, puede evitar no sólo futuros problemas académicos, sino también emocionales y sociales en el niño.

Se ha dedicado muy poco esfuerzo en el estudio de aspectos tan decisivos en el desarrollo del ser humano como son las relaciones sociales, las interacciones con los compañeros y con los adultos, la evolución de la personalidad, o las motivaciones de los niños tanto dentro como fuera de la escuela. En consecuencia, es necesario tomar en cuenta el estudio de las características cognitivas de los escolares ciegos y deficientes visuales.
Casi la totalidad de las investigaciones realizadas sobre el desarrollo cognitivo y el aprendizaje de los niños deficientes visuales en el período escolar, toman como referencia la teoría de Piaget, que defiende la existencia de una secuencia universal de desarrollo, que se produce a lo largo de tres grandes períodos o estadios: sensoriomotor, operaciones concretas y operaciones formales. Por otra parte, en esta teoría del desarrollo, los orígenes de la inteligencia no están en la interacción ni en el lenguaje, sino en las acciones sensoriomotoras que el niño lleva a cabo con los objetos desde las primeras etapas de su vida.
El análisis realizado hasta ahora sobre las primeras etapas de la vida del niño ciego pone de manifiesto, por una parte, que la ausencia o deterioro del canal de recogida de la información visual no impide la formación de esquemas sensoriomotores. Ciertamente, para un bebé ciego resulta más costoso que para uno vidente, sin embargo, a pesar de las dificultades, el niño terminará por conocer esos objetos y ese espacio mediante los sistemas sensoriales que dispone y, sin duda, llegará a construir imágenes de dichos objetos. Por otra parte, se ha comprobado que el bebé ciego dispone de vías alternativas a las visuales para relacionarse con las personas, demostrar su "afecto" hacia ellas, así como establecer las primeras formas de comunicación. Desde luego, no hay que olvidar las dificultades que el niño tiene en ausencia de la visión para establecer comunicación preverbal y verbal con los adultos sobre los objetos. Estas dificultades derivan, por un lado, del hecho de tener que conocer los objetos mediante sistemas sensoriales distintos a la visión y, por otro, de la dificultad que para el niño representa el encontrar gestos alternativos a la señalización visual que sean entendidos por sus familias. Precisamente, los trabajos sobre el desarrollo cognitivo de los niños con deficiencias visuales en la llamada etapa de las "operaciones concretas" también pueden utilizar rutas distintas para resolver las tareas propias de este período con la misma eficiencia que los videntes (Alcalá, 1986).

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